¿ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA O EDUCACIÓN MEDIÁTICA?
En los últimos
años hablamos de alfabetización
mediática, media literacy para
los anglosajones. ¿Por qué hemos aceptado sin excesiva discusión la
terminología anglosajona, traduciéndola, cuando ya hace años se hablaba y se
escribía de educación mediática,
o educación para los medios, o con los medios, o contra los medios (la preposición
va en función de las circunstancias) de análisis y trabajo.
El término educomunicación, con la que inició la
UNESCO hace años este camino, define ampliamente el sentido de lo que
deseamos.
Alfabetización
es, según el diccionario de la lengua, «enseñar a leer y a escribir», por lo
que la denominación alfabetización mediática, puedes ser entonces, aprender a
leer y a escribir los medios. Esto es muy poco. Hablamos de competencias,
logros que debieran adquirir los ciudadanos en su aprendizaje, mediáticas. ¿Por
qué no aspirar a más?
La educación y
la comunicación sí deben aspirar a más, la primera a ser algo más que
enseñanza, didáctica o instrucción, la comunicación a ser algo más que
utilización de los recursos mediáticos, la información o el espectáculo. Ambas
a promover la participación ciudadana, la expresión libre y el derecho a la
comunicación responsable.
La
educomunicación ya lo preveía, lo importante es educar, que el ciudadano sea
solidario, crítico, se convierta en comunicador, pasando así de simple receptor
pasivo a emisor activo. Todo ello para lograr democráticamente los cambios
sociales necesarios.
¿Por qué no
hablar entonces de educación
mediática en vez de en alfabetización
mediática?
En su uso más corriente las
nuevas tecnologías de la información y la comunicación, ignoran por completo
los procesos dialógicos «apelando principalmente a la interactividad (con
una máquina) y no a una verdadera interacción (entre personas)» dice
Gabriel Kaplún y añade: «El ideal del estudiante aislado y conectado a una
máquina niega en los hechos el carácter social del aprendizaje. La navegación
solitaria en las autopistas de la información no puede reemplazar el
aprendizaje, que es esencialmente social»
Kaplún, Gabriel: “Kaplún,
intellectual orgánico. Memoria afectiva” en Educomedia.Alavanca da
Cidadania. O legado utópico de Mario Kaplún. Universidade Metodista de Sao
Paulo-Catedra UNESCO.
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